lunes, 25 de mayo de 2020

INSEGURIDAD DESPUES DE LA PANEMIA



INSEGURIDAD DESPUÉS DE LA PANDEMIA
Lic. Alejandro Salomón*

La irrupción de la pandemia del Covid19 a dejado de lado muchas de las preocupaciones que durante años los argentinos hemos identificado como  las más importantes. Hoy, con mucha razón, la prioridad es la salud como no podría ser de otra manera. Pero a medida que el fin del confinamiento se va acercando irán apareciendo otras preocupaciones, la principal de ellas en la agenda social es la economía, a sabiendas de que es en esta esfera donde mayores certidumbre existen sobre el futuro: profunda caída del PBI, elevados niveles de inflación, aumento del desempleo y la pobreza y caída de inversiones. En este sentido, el económico, la única duda que se nos presenta es la magnitud de la crisis. 
Por el momento no aparecen en el horizonte otras preocupaciones: salud y economía hoy conforman el universo de la agenda mediática, social y gubernamental. Pero que esto sea hoy así no significa que siempre lo será. La pandemia, como está sucediendo en todos los países del mundo, irá menguando, ya sea por la “inmunidad del rebaño” o por la aparición de una vacuna, y volveremos a nuestras actividades normales con más o menos cambios en nuestras rutinas. Cuando ese momento llegue nos encontraremos con un panorama mucho más que desolador. Al miedo que nos dejara la pandemia, se agrega el propio de la posibilidad de subsistencia que provoca la crisis económica, y estos se sumarán a viejos miedos  hoy temporalmente dejadas de lados: la inseguridad. 
Desde el posicionamiento ideológico que se quiera, o el paradigma criminológico al que cada uno adhiera, no existen motivos para no advertir que la inseguridad experimentará un fuerte aumento, tanto de los llamados delitos ordinarios o predatorios (nada ordinarios para quienes son las víctimas), como los comprendidos por el crimen organizado.
Para quienes concebimos el problema de la inseguridad como un fenómeno complejo, en donde existen un sinnúmero de causas que pueden llevar a una persona a cometer un delito -lo que no significa justificarlo- el panorama económico que los especialistas predicen es el propicio para un profundo deterioro de la seguridad. El aumento de la pobreza, la desigualdad, el desorden social, el desempleo y el deterioro educativo  (abandono escolar) son algunos de los factores macro sociales que incidirán en el fenómeno. 
No se trata de vincular el seguro aumento de la pobreza con el aumento de la delincuencia. Esto no es así, existen una multiplicidad de factores. Lo que nos interesa es poner de manifiesto que habrá estructuras sociales que se verán degradadas como consecuencia de la desorganización y la falta de integración social que continuará con posterioridad a la pandemia, configurando disfunciones sociales que darán lugar a la existencia de diferentes grupos sociales que no compartirán, todos, los mismos objetivos, normas y posibilidades sociales. La magnitud de la crisis que se avecina influirá problemáticamente en las interacciones y el control sociales informal, influyendo negativamente en la conducta delictiva. 
Para quienes sostienen, a diferencia, que el aumento del delito no responde a la existencia de causas sociales, y se inclinan por la idea de que el delito es producto de una decisión racional del delincuente después de hacer una evaluación sobre su costo – beneficio, se puede advertir que la profundidad de la crisis que se avecina también hace pensar, aun así, en la idea del aumento del delito. Si es como este grupo lo postula, al no existir, o ser muy escasos los beneficios que se puedan obtener por la vía de la legalidad, cualquier oportunidad que se le presente al delincuente, por muy bajos beneficios que brinde, será mejor que nada. La ausencia de oportunidades legales para satisfacer determinadas demandas puede favorecer el camino de la ilegalidad para alcanzar ciertos objetivos.
En un tercer grupo, para quienes sostienen que el delito es producto de un orden social desigual en donde el delincuente es el resultado de las privaciones relativas  o sea de la autopercepción de desigualdad, y por lo tanto ante este descontento, que se agrava en contextos de desempleo y de quiebre o fragmentación de la comunidad, busca las soluciones que provee el delito. Si se comparten estas premisas, también es de esperar un pronunciado aumento del delito en el mediano plazo. 
Así, sin importar la adscripción ideológica o teórica que se pueda sostener, es casi una certeza que en el corto y mediano plazo viviremos un notable aumento de la inseguridad, frente al cual la respuesta puede ser variada.
Se puede empezar ahora tomando convenientemente algunas medidas relacionadas con la implementación de programas juveniles, familiares o sociales de amplio espectro que reduzca la marginación social, aumenten la interacción, reduzcan la tensión social y mejoren el control social informal. Fortalecer las formas de participación que existan para intervenir en los lugares más vulnerables y también continuar eficientizando la tarea del sistema penal.
Si estas tareas no se inician, en la próxima campaña electoral, que transcurrirá en los momentos donde la manifestación de la crisis de inseguridad sea más aguda, se ofrecerá como en otras ocasiones el recetario conservador e inútil que pregona sobre el aumento de la presencia policial y el endurecimiento de las penas, solo que ahora en un contexto de liberación de presos por motivos ideológicos y de insuficiente infraestructura carcelaria, lo que expresa una contradicción, que es la actual contradicción en materia de seguridad que expresa nación y Provincia de Buenos Aires. Como buen populismo, seguridad a la carta.
Frente a un gobierno nacional proclive a la suma del poder, que la pandemia le ha servido para cumplir el sueño de cerrar el Congreso y paralizar la Justicia, la utilización del miedo será otro motivo para avanzar contra las instituciones. Una vez terminada la pandemia, la inseguridad será siempre una buena excusa, para este gobiernos poco afecto a las libertades buscará recortarlas o limitarlas, esta vez en pos de la seguridad, lo que termina siendo siempre seguridad para unos pocos.

Mayo, 2020

*Especialista en Inteligencia Estratégica 
y Crimen Organizado

1 comentario:

  1. Excelente descripción del escenario actual y el prospectivo porque además de interpretarla desde distintas perspectivas para abordar la complejidad que la problemática advierte sobre una única y coincidente consecuencia: el incremento de las conductas delictivas y del miedo a ser víctima de ellas. La capacidad de avizorar con antelación y anticiparse con fundamentos como los desarrollados hacen la diferencia entre quienes saben de Seguridad Pública, por gran formación y por espertise en gestión.

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